En estos tiempos revueltos (no solo en Argentina, sino en el mundo entero) donde ya ni se que mirar, ni que decir busque en mi biblioteca un libro al azar, y lo abrí. El siguiente fragmento pertenece al libro "El arte de Decidir" de Ezequiel Starobinsky.
Trascendiendo la malvada suma cero.
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Las situaciones de tipo ganar-perder y perder-ganar tiene
como basamento un paradigma, una forma de pensar de tipo “juego de suma cero”.
Es decir, creer que lo que gana uno, lo tiene que perder el otro. Muchas
situaciones que abordamos, muchos deseos que perseguimos parecen funcionar bajo
esta lógica. A veces simplemente uno quiere algo que implica que el otro no lo
obtenga. Es interesante ampliar la perspectiva, porque la gran mayoría de las
ocasiones esta lógica puede superarse. Uno piensa que la situación esta
limitada a la suma cero, pero en verdad la visión es limitadora en si misma.
Un clásico ejemplo es el dos hermanos pelando por una única
bolsa de naranjas. Ambos quieren las naranjas, con lo que esta claro que entre
mas naranjas se lleve uno, menos se quedará el otro. Un juego de suma cero.
Ninguno se conformaba con la mitad de las naranjas, entonces parecía que nunca
llegarían a un acuerdo en la repartija. Hasta que uno de los hermanos tiene el
buen tino de comentar: “¡Es que para hacer una jarra de jugo de naranjas
necesito todas las que hay en el saco!”. Y automáticamente el otro le dice que
solo necesita las cascara de todas las naranjas, para hacer una torta. Hay
acuerdo, hay jugo y hay torta.
Cuando aquello que buscamos parece ser a costa de lo que
otro quiere o tiene, es positivo preguntarse el “para que” quiero esto, y
conseguir que el otro haga lo mismo. Preguntarse “¿Para Qué?” orienta una negociación
en sentido de los intereses, y nos aleja de las posiciones fijas, que son en
general las que se basan en la lógica ganar-perder y la suma cero. El ejemplo de las naranjas parece tonto, pero
ha habido innumerables casos de negociaciones importantes entre individuos,
organizaciones, empresas y países que se han resuelto satisfactoriamente para
ambas partes solo con una mirada superados de la suma cero, buscando el
ganar-ganar.
Un histórico y emblemático ejemplo ha sido el caso de la negociación
por el territorio de Sinaí entre Egipto e Israel.
Israel había conquistado ese territorio estratégico
(fundamentalmente por ser una superficie elevada, clave en situaciones bélicas)
y Egipto reclamaba su devolución. Las posiciones eran irreconciliables. Ambos
países deseaban el mismo territorio. Israel no pensaba retirarse ante el temor
de que Egipto ubicara allí lanzamisiles, por ser un territorio optimo para tal
fin. Por su parte, Egipto lo quería recuperar por su implicancia histórica
(había sido tierra de dinastías y faraones). La falta de dialogo, la tensión,
la no revelación de los intereses -basados en la desconfianza-, limitaba a los
países a negociar en base a posiciones fijas, la trampa del ganar-perder, la
suma cero.
Solo muchos años después, cuando profundizaron en el para
que de lo que quería cada uno, el consenso fue posible: La devolución del
territorio con el compromiso de no ubicar bases militares. Este pacto, firmado
en 1978, se conoció como el acuerdo de Camp David.
Este ejemplo muestra que es positivo revisar la forma de
pensar de tipo “suma cero”.
Puede ocurrir que nos veamos enmarañados en situaciones que
ni siquiera se entienden como ganar-perder o perder-ganar. Son circunstancias
de reacciones emocionales y escaladas, o bien momentos en el que el ego y
sentimientos disfuncionales como el enojo, la culpa o la confusión nos toman y
terminamos deseando que la otra persona sea afectada, aun a costa de vernos
perjudicados nosotros mismos. Esas situaciones son de tipo perder-perder.
Desde ya, lo mejor es que las cosas que deseemos impliquen
un beneficio, no solo para nosotros sino también para otras personas, para la
sociedad. Si todo lo que queremos, lo que deseamos, es siempre para uno mismo (¿qué
hay de mí?,¿qué hay de mí?); con el tiempo eso nos dejara en las orillas de la depresión.
Buscar agrandar la torta para que todos comamos más, siempre será más superador
que empujar al de al lado para quedarnos con la porción más grande.
Recordá que:
Los deseos de tipo “solo para mi” (ganar-perder) te dejaran
a la larga en un lugar vacío, a diferencia de los deseos que impliquen
beneficios para los demás también.
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